viernes, 28 de marzo de 2008

Tenía cinco años. El resto somos mayorcitos

El hallazgo del cadáver de Mari Luz y la detención de su asesino ha puesto a prueba muchas cosas, además de hasta dónde puede llegar la barbarie, la locura y la maldad del hombre.

Han quedado en evidencia ciertas dramáticas goteras del sistema judicial por las que se ha colado un monstruo de dolor y muerte. Asuntos Internos ya está en ello. Espero que se cubran.

Algunos en televisión, mientras claman circunspectos por la protección de los menores exponen sin escrúpulos a una adolescente que se salvó del pederasta pero no de la insaciable hambre de audiencia. (Poner de espaldas a la pequeña poco la protege si se le graba en su casa, con la madre y los hermanos mirando a cámara ¿ Hay que ser Grison para descubrir su identidad?) Aquí no espero nada.

Pero también ha habido quienes han dado la talla.

Sin duda el desgarrado padre de la pequeña. Digno, justo, prudente. Una lección. Para todos.

También muchos compañeros de la prensa.

Antonio Manfredi, máximo responsable de la radio televisión andaluza en Huelva escribe en su blog : "Estoy contento porque no hemos elucubrado nada, hemos ratificado cada uno de los hechos de los que hemos informado y eso es periodismo con mayúsculas, por encima de lo digital o lo analógico. Hemos ganado esta batalla, frente a los que utilizan la muerte de Mari Luz como un objeto productivo más destinado a conseguir audiencia. Es el mejor homenaje que podíamos hacer a ella y a su familia". (leer completo)

Descanse en paz la pequeña. Que su asesino reciba justo castigo y de los errores se aprenda.

Y que si a esta criatura no se le respetó la vida que al menos no se manche también su memoria.

Quemar contenedores, apedrear a prensa y policías o montar un show mediático no parece ser el camino.


Qué tremendo.

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